Andaba intentando, a la manera de Ortega, rellenar el pliego: «Busquemos, pues, un tema todavía más humilde que el humilde cuadro del humilde pintor.  Por ejemplo, su marco dorado».

Herman Melville

Mi ingenuidad clamorosa me precipitó, estimado lector, a buscar las concordancias en el amor entre Juan Rulfo y Herman Melville. Ortega buscaba algo sencillo. Y encontró la meditación del marco dorado. Yo, como contrapunto, me tiré sin paracaídas. Y me encontré con dos escritores «máquinas del Realismo» : Herman y Juan.

El caso es que es divertido este juego entre estas dos personalidades tan dispares, Melville, de New York, puro Realismo Oscuro y Rulfo de Apulco (Jalisco) México, perteneciente al movimiento literario denominado realismo mágico.

Te aseguro, estimado lector, que la opción da para más de un pliego: da para una resma (son 500 pliegos) o mas de papel. -Para escribir o p’a envolver-.

El asunto me ha llevado un tiempo considerable. He intentado contrastar el realismo mágico de Rulfo con el realismo oscuro de Melville mediante la lectura de Pedro Páramo y Bartleby el escribiente.

Rulfo presenta en su obra una combinación de realidad y fantasía, basada en diálogos o monólogos de los personajes que surgen de un campesinado taciturno.

Melville, en su largo cuento Bartleby el escribiente, crea una narración singular y llena de contrastes desde varios ángulos. Ofrece un cuento intimista sobre la inacción: «Preferiría no hacerlo». Muy distante de su novela de acción Moby Dick. Frente al realismo de su estilo, juega a una retórica que bordea la psicopatología y una trama increíble. Este cuento exige relecturas para apreciar sus cualidades. No encontrarás, amiga lectora, ni una gota de amor.

Rulfo en cambio escribe: «Me gustas más en las noches, cuando estamos los dos en la misma almohada, bajo las sábanas, en la oscuridad.»

Juan Rulfo

Y burla burlando he rellenado mi folio.

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