Con el paso del tiempo el cangrejo crece y necesita de otro caparazón, por lo cual, absorbe agua en una proporción de casi el 70 % de su peso, y así hinchado, produce la ruptura del viejo exoesqueleto. La concha retiene agua, muy útil para la respiración branquial cuando el cangrejo queda al descubierto. La parte atlántica de la Península Ibérica conoce el momento de la muda y recolecta los cangrejos desnudos. Plato excelente en los restaurantes mas o menos turísticos de Portugal. Hace algunos años, cuando desconocíamos la existencia del cangrejo azul, fuimos a Lisboa por puro saudade do fados. Y con las mismas degustamos unos cangrejos desnudos ellos, y muy perplejos Ana y yo.

Existe una isla al noroeste de Australia llamada Christmas Island, la cual durante el mes de diciembre recibe 150 millones de cangrejos listos para aparearse, y como cada hembra de la especie deposita 100,000 huevos, -sí, estimado lector, cien mil-, eso significa que al final de la temporada de apareamiento hay unos 7,500,000,000,000 (7.5 millones de millones) de cangrejitos por todas partes, incluyendo los más recónditos rincones de la isla. Creo que como cazadores/recolectores/depredadores, Ana y yo hicimos el ridículo. Nos comimos uno cada uno. Sabor a mar, eso sí.

P/D  «Un trabajo de investigación sobre electrónica sostenible, publicado en el Journal of Materials Chemistry C, revela que la quitina -un recurso natural rico en nitrógeno- desempeñará un papel importante en la fabricación de nanocarbono avanzado en el futuro. Esto implicaría que sería viable fabricar componentes para PC a partir de caparazones de cangrejo».

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