EL MUSEO DE SONIA
Vicente, espero que te hayas puesto ya con el affaire música clásica.
Al tiempo y sostenido por los zagales que nos escuchan, te cuento una anécdota reciente.
Conocí a Michelle hace más de 20. Ya era filóloga. Sagaz. Debería haber ejercido de comisaria de policía.
Investiga idiomas.
Por falta de concordancia, no había coincidido, hasta la semana pasada, con «El Guernica de Picasso». No por falta de interés.
Yo lo he visto más veces de la cuenta.
Nos encontramos, por casualidad bajo la luz tamizada de los frondosos «plataneros de sombra» de Alfonso Décimo.
Al verme, ella me reconoció desde la lejanía. Ya iba trajinando su pregunta. Ni beso ni n’a.
- Antonio, quería verte. Por fin, este último domingo vi en Madrid, pooor fin el Guernica.
- Hombre, por fin.
- Estuve en el Reina Sofía. Me vas a decir que estoy loca, que digo tonterías muy gordas. Se ve desde la entrada a través de la cristalera. Me produjo una reacción distinta a la que yo esperaba. (También adolece de telepatía) puse el freno y me fui paseando hacia la sala. Caminé muy despacio, observando muy atenta, no sólo el cuadro, también el entorno. Sin vigilancia y con una sucinta cinta de separación para los espectadores. Casi podía tocarlo. No me digas, Antonio. Sin apenas vigilancia, un bedel distraído y punto.
- No es normal- dije.
- Cuando me acerqué no percibí pintura en el lienzo. La sensación de una excelente fotografía.-
- Serigrafía- afirmé.
- ¿Digo tonterías?
-No. Cuando dices tonterías sonríes. Tú que tienes esa capacidad investigadora, y puesto que estás recién jubilada, deberías ocuparte de descubrir dónde han escondido el Guernica verdadero. Ya que lo dices, pienso que no estará en los sótanos del Prado. Ahí lo buscaría cualquiera.
Ahora entiendo la cantidad de veces que me he tropezado con él en tan diversos museos.-
Alfonso y Manrique, callan. No se les escapa una y lo saben todo. No si ya.
Sin más rodeos. ¿Hay serigrafía de alta tecnología, capaz de conseguir tranquilidad en el Museo de Sonia? (Sofía es Sonia en griego).
P/D. A mí lo que más me gusta de El Guernica es la bombilla y el quinqué de la sala de enfermería de la plaza de toros. ©