(Tradescantia fluminensis)
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Dice mi amigo Javier, recién llegado al Club de los jubilatas, que esta planta es un alienigena. Tiene razón: en el momento que dejas de mirarla crece.

Algunas personas podrían asociar la planta «amor de hombre» con la idea de que las plantas colgantes, en general, no son favorables para la energía del hogar, según el Feng Shui.
El caso es que he buscado en la Wiki, y es compatible hasta con los pececillos en una pecera. Hacen simbiosis. Este intercambio de materiales orgánicos lo experimenté en una pecera con tallos de bambú. Los pececillos murieron cocidos en un subidón de temperaturas del implacable agosto.
Hasta entonces, con las raíces libres y limpias gracias a los pececillos, el bambú estaba turgente, los pececillos alimentados y el agua permanecía transparente.
Este verano voy a repetir la simbiosis con tallos de la planta «amor de hombre», eso sí, con toda la prudencia de poner cubitos de hielo en el agua, cuando llegue el calor, para evitar la cocción de mis pececillos. Te enviaré, estimado lector, material gráfico cuando consiga los pececillos.

-Hala-, a disfrutar de los resbalones -en realidad «rescullones que duelen «-. Les da lo mismo, no paran. -Hala- a a rescullarse por Europa… si te fijas Europa está llena de barrancos.

No ha mucho tiempo, improbable lector, Marina y Javier nos regalaron una planta colgante carnívora. Aquella si daba mala energía, o al menos eso nos parecía a Ana y a mi.