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No hay que ser grafólogo para percibir cómo se oculta la persona frente al personaje.

  (Madrid, 29 de febrero de 1972). Muy posiblemente los nacidos después de esa fecha desconozcan aquella máxima universal tan española: «Al amigo el culo, al enemigo por culo, y al indiferente se le aplica la legislación vigente». O sea, se supone la ignorancia de esta máxima en el cocoroto de nuestro Presidente. La indiferencia y prepotencia en su actitud ante la debacle de Valencia me hace pensar en su «insultante juventud», calificativo que utilizaba Dionisio Sierra, cuando se topaba con alguna gachí de bandera. Era otra época. Pues eso, o no se lo sabe, o se le ha olvidado, a él y a sus asesores. No hay mayor desprecio que la indiferencia.

  Y mientras tanto, Errejón agradeciendo al cielo su suerte. ¿Ande leche está don Iñigo?

Ya no es noticia. Valencia ayuda a la Monarquía y curiosamente oculta a Errejón. Sin querer. Cachis en la mar.

Pérez Reverte dice: «la vida está llena de grises». Los tuyos también pueden cometer errores y los otros pueden acertar. Más fino, Goethe dice: «el matiz, siempre el matiz».

A mi manera o sea a my way, creo que Goethe, Arturo y yo, tenemos razón.

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