Luis Maria me trató como uno mas del equipo de dirección.  Inolvidable

   Un disparate de película. Cobré cómo figurante, por eso no salgo en los títulos de crédito. Cachis la pena negra.

   Luis Maria Delgado me acogió en su equipo sin una pega. Hacía cine de serie B como si tal cosa, como el que hace churros. Buen profesional. Jefe de la cocina fílmica de Pedro Massó. Y una  estrategia contundente: películas a mansalba con pechos al aire, y si no me mantienes en cartel «Las Adolescentes» al menos 3 semanas, no te alquilo «The Batman», que para eso soy yo el distribuidor para España de la Warner Bros.

   Si mi amigo Trifón hubiera estado allí, no dudaría en diagnoticarse a sí mismo»esquizo perdío». Era la época incandescente del destape en el cine español. Susana Estrada me saludó con dos besos y, bajándose la cremallera, me explico el por qué de no llevar ropa interior. (Trifón te lo juro).

   Aquel maremagnum lo llevaba Luis Maria con una gran dignidad. Yo, como buen ayudante de dirección, ponía mi mejor cara de poker. Las miradas entre el cámara -de la escuela de Juan Mariné- Luis Maria y yo, me hacían pensar en lo bien que había encajado en el equipo. Y vino la rebaja. -Acaba medicina y te vienes- me lo dijo clarito Pedro Massó. Luis María le dijo que yo tenía condiciones. Ganó como siempre mi mami mamuchi. Ála, p’a Murcia a terminar medicina que es más seguro.

   Aprendí bastante. Lo mas importante fue trabajar en equipo, a la americana. En el travelling más largo de una secuencia en la que Pepito ya ha triunfado y vende de BMWs p’arriba, la recepción del sonido constaba de unos 30 micrófonos a lo largo de la secuencia que se rodaba sin cortes -luego se añadirían los insertos-. Al poco de comenzar a rodar la camara, se escuchó un NOO rotundo. Era el Jefe de Sonido que, alzando la mano, alertaba del fallo de uno de los 30 micrófonos. Con el silencio respetuoso por parte de el resto del equipo, subsanó el error. La cámara había vuelto a su lugar inicial. ¡2ª toma, se rueda, ACCIÓN!

Era la 1ª vez en mi vida que presenciaba tamaño acontecimiento. Lo que yo había conocido hasta ahora era lo contrario: los errores se intentaban ocultar con la mejor gramática parda. Y a ver como salimos de esta; y pase lo que pase… Reconocer el error. Jamás de los jamases.

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