Cougar.
Este sí come. Con mesura. Para ser grandote, prefiere comida de calidad a cantidad. Con un leve gesto ya sabe mi amigo Alfonso si ha acertado en el menú.
No se puede decir que es más listo que el hambre. Es inteligente y del Tíbet. Incluso de cachorro, evalúa objetivamente sus necesidades y no come en exceso. Le gusta el flan. Es un mandarín.
Ahora que los perros eligen a sus amos y deciden cuando hacer la Primera Comunión conjuntamente con la niña de la casa, un Do-Khyi señala cuando está preparada y avisa a los papis con un especialísimo ladrido.
Amigo lector,
Cougar ha elegido la casa de la familia de Alfonso por las razones que te expongo; es un chalet amplio de casa y gran jardín. Tiene aire acondicionado, buenos cuadros de pintores del terruño, para él, algo exóticos. Esos paisajes llenos de luz… Se pueden ver. Son de calidad. Hay otras casas que no dan la talla. Y menos en altura. Entre el aire acondicionado y los cuatro pisos de escalera, se puede hacer el ejercicio reglamentario. En el exterior del chalet hay que buscar algunas cuestas…
Mejor las escaleras. Al menos hay buena pintura.
Ah, y saben de toros.