Chelete Monereo y Vicente Mtz. Gadea

«Conceptos. Principios del S. XX»

Tiempo de lectura 3’30»

Se hicieron novios en La Escuela de Bellas Artes deMadrid hace un capazo de años y ahí siguen, con una capacidad creadora envidiable… o no. Yo sería incapaz de desarrollar ni un 24% de la capacidad creadora de alguno de los dos.

Mira lector, si te pones a revisar los curricula de cualquiera de los dos: Chelete más íntima, y no por eso menos trabajadora, tiene una obra muy extensa. Chelete busca descifrar y reinterpretar el origen de sus símbolos más profundos, refiriendo estos rasgos a la creación plástica. Como artista ha tenido la necesidad de explorar diferentes técnicas y lenguajes. Yo la veo como una muchachita tímida por fuera, y una fiera por dentro.

Tímida como una alondra. Y una cabeza muy bien amueblada

No le he visto un mal gesto nunca. Desde que llegó enamorada a Murcia siempre se ha comportado con buenos gestos para sus amigos.

Decía, desde Filadelfia, el ilustre arquitecto Louis Isadore Kahn, «el orden por sí mismo no tiene capacidad creadora. Sin orden la capacidad creadora deviene en sensiblería».

Para muestra un cuadro de Chelete. (S. XXI)
Y para entenderla otro. (Has de ampliar la foto, y esperar a que funcione el GIF).

Y Vicente tiene una megahiperactividad… increíble… que diría Bisbal. El caso es que hablas con él y parece que no ha roto un plato. Lo he oído cantar con favor; jamás lo he oído gritar, si quisiera pintar «el grito»de Munch no le saldría bien. Su enorme capacidad, le permite atender a sus numerosísimos amigos con una suave y generosa sencillez; te resuelve el problema con rapidez y eficacia… y a otra cosa mariposa 🦋.

Por circunstancias de la vida me vi en la casa que tienen en La Alberca, acompañado por uno de los anestesistas del entonces antiguo Hospital Provincial; uno de sus gatos, imprescindibles en un chalet con amplio jardín, – gato semi salvaje, como mandan los cánones clásicos-, padecía una infección ocular importante. La presencia del anestesista, por la condición de gato poco  mimado, se hacía necesaria. Hicimos lo que pudimos. O sea, bien.

.gato con gran infección en ojo izquierdo

No me acuerdo bien si nuestra recompensa fue un té o un whisky y una interesante charla. Lo que no se me olvida es el impacto visual y emocional de un óleo, casi acabado, de una cabeza de toro bravo en primerísimo plano. Tanto que los cuernos estaban fuera del cuadro. De una exquisita minuciosidad. Ya te digo, amigo lector: Chelete inolvidable.

Ahora la pareja anda por el Museo Gaya poniendo orden en las reivindicaciones pictóricas propias de ésta nuestra época, que mejor que la califique Enric Juliá. Yo no la asimilo bien.

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