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A Jose la hija de Isidoro

Desde el paraje del Canadillo se ve la vega de la rambla, creo que es la del judío y si no, mi Pura, mi Juan Luis o mi Jose, la del Ventorrillo, me corregirán. Desde la finca se ve al fondo a la derecha el Almorchón. Y a la izquierda, el Castillo y la Atalaya.

Desde que tuve uso de razón entendí que el paraje de Las Ramblas se llamaba así porque está limitado por dos ramblas que señalan su entorno.
El Castillo y la Atalaya tampoco precisan aclarar sus nombres.
Si desde el Canadillo se ven los tres berruecos. ¿Qué significa Almorchón? Y ¿Canadillo?

Al parecer canadillo hace referencia a una planta mediterránea de la que se puede extraer efedrina. A parte del paraje frente a Las Ramblas, que lleva ese nombre. Y que en el Registro Civil contempla a 44 almas.

Efectivamente estos tres mazacotes de roca son: «Peñascos graníticos aislados».
Curiosamente berrueco, antiguamente, hacía también referencia a «Lesión de aspecto verrugoso que aparece en el iris de los ojos».
Estimado lector, te parecerá una tontería no haber investigado hace mucho tiempo estos sencillos topónimos. Convendrás conmigo en que la condición humana es así.

Nietzsche con su bigote, superior al de Vicente en más de un 24%.
Todo esto viene a cuento de una cita de Nietzsche con la que tropecé ayer a propósito de: «toda palabra es un prejuicio y que toda palabra tiene su olor».
La verdad es que estos melocotoneros en flor, huelen en primavera como los jazmineros en verano.
Si me aprietas estimado Friedrich Wilhelm; mira porfa, también, el color de la palabra. Melocotoneros, o de la palabra jacarandas…

Efectivamente, las palabras también tienen color, como todo el mundo sabe. Esa es, distraído lector, otra historia.