*El lector no sospecha los apuros que un hombre pasa para escribir un solo pliego. ¡Son de tal suerte maravillosas las cosas del mundo!  Hay tanto que decir sobre la menor de ellas!»

Ortega busca un tema trivial para rellenar un pliego de su próxima publicación, posiblemente encargada por su editorial. Al parecer sólo le hace falta rellenar un pliego para poder enviar a la editorial el manuscrito, y perplejo, se sorprende de la tremenda complejidad que puede ofrecer una meditación sobre un paisaje de un cuadro, e incluso la complejidad requerida ante la meditación del marco que lo limita y arropa.

Lector, es fácil, busca en Google «Meditación del marco» y verás…

«Busquemos, pues, un tema todavía más humilde que el humilde cuadro del humilde pintor.  Por ejemplo, su marco dorado».

Rellenó el pliego, y se quedó tan campante.

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