El Acueducto crea adicción

2 minutos y muy poco

A mi amigo Bartolomé y de paso a mi primo, tocayos

¿A quién quieres más, a la Fontana de Trevi o al Acueducto de Segovia?

Sé que Bartolomé, que pasó su infancia deslizándose por la cuesta que lleva al acueducto en las heladas mañanas de Segovia, prefiere el acueducto, como yo. Los dos tenemos adicción a esas piedras contundentes. Eficaces.

Las comparaciones son ociosas. Estimado lector, es ocio comparar la Fontana, el Acueducto o las Médulas.

Tanto las unas como el otro, son perfectamente adictivos. Ni se te ocurra, visitante lector, llegar a la Fontana y no tirar una moneda. Te quedarás sin rematar tu discernimiento consciente de la segunda vez y otras veces que debías volver a Roma.

Todo lo que tú quieras, aseado lector. Entre la Fontana y sus consecuencias me da por ir de vez en cuando a tocar al acueducto camino de Ponfe (señor señor cómo estarán Las Médulas, están ardiendo más de la cuenta).

En la amplia plaza del acueducto hay una franquicia americana, con vistas,  y buen whisky. La luz del atardecer, y una vez que ya he tocado la sigularísima talla de la piedra, pues voy a la franquicia, me siento en una mesa y me tomo algún whisky mirando al acueducto, mientras «Anita Ember y Valerito» van a comprar un paraguas transparente con las constelaciones de la bóveda celeste grabadas en negro en la esfera del paraguas desplegado. Es para mi nieta Helena.

La admiración por estos pedruscos tan eficaces en su tiempo y hasta hace muy poco desempeñando su función, me llevan a imaginar a un paisano de hace dos mil años viendo por primera vez lo nunca visto: una fuente en la que el agua no va a lo hondo, si no todo lo contrario.

A la inversa, en las Médulas el agua yendo a lo hondo rompía montañas en busca de oro. Evidentemente, estimado lector, esa es otra historia…

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Un comentario en «El Acueducto crea adicción»

  1. Ya sabes de mis aficiones iconoclastas. No por nada sino por molestar, que además no es lo mío. Pacem in terrae. Mi natural tendencia a no hacer nada ( luego la vida obliga) me libró de una tesis “ doctoral?” sobre dos temas, ( como mi cabeza pensaba que no iba a desarrollar ninguna de ellas , pensó en dos). Una de ellas relacionada con el acueducto es sencilla, ¿qué corporación municipal permitiría que en su ciudad se construyera un acueducto con el de Segovia?. La otra era algo más profunda ( pienso). ¿Cómo habría sido la explotación minera de Las Médulas a la vista de los conocimientos actuales, y sobre todo: ¿cómo serían hoy Las Médulas si se hubiera hecho la restauración medioambiental correspondiente a lo que hoy obliga la ley?. Contrafacticos, que diría el otro

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