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A mi Paquito Rivas. Dice de forma rotunda : -eres de derechas-.

-No creo, …si tú lo dices-…

Pintura de guerra inspirada en Caballo Loco

Pedro Sánchez, y Pepa Bueno con su bloc digital de notas, estaban el domingo pasado en la Moncloa, sentados frente a frente, ensayando la tan esperada y encarecida entrevista del Presidente del Estado Español del día siguiente, lunes. De pronto, por medio de la IA, la máquina del tiempo comenzó a chisporrotear en el soleado y amplio salón de entrevistas. Entre humo y engranajes aparece un hombre enjuto, con mirada penetrante y gesto severo: Maximilien Robespierre, trasladado desde 1.793 directamente al 31de agosto de 2.025.

Pepa Bueno (sobresaltada, pero rápida en su oficio):

—Señor presidente, parece que hoy tenemos un invitado inesperado… Maximilien Robespierre, líder jacobino de la Revolución francesa.-

Robespierre (alzando la voz, solemne):

—¡Señor Sánchez! En mi tiempo luchamos por la virtud pública, por la soberanía del pueblo y contra la corrupción de las élites. Y aquí le encuentro a usted, rodeado de pactos, equilibrios imposibles y concesiones. ¿Acaso llamáis virtud a los compromisos que desdibujan la voluntad popular? ¿Dónde están la transparencia y la radicalidad de la justicia social?

Pedro Sánchez (sereno, con media sonrisa):

—Estimado Maximilien, la política del siglo XXI no se hace con guillotinas, sino con consensos. España es diversa, plural. Gobernar exige diálogo, acuerdos y pragmatismo. El idealismo puro puede acabar en terror.

Robespierre (golpeando la mesa):

—¡La tibieza es el refugio de quienes temen la verdad! El pueblo no necesita cálculos estratégicos, sino principios firmes, inexorables.

Pepa Bueno (interviniendo, irónica):

—Señor Robespierre, permítame recordarle que su pureza terminó en la guillotina… la suya propia. Quizá Sánchez tenga razón en que la política actual exige sobrevivir más que destellar-.

Pedro Sánchez asintiendo:

—Exacto Pepa. En democracia hay que durar, no fulminar. Y ese es mi oficio: gobernar con estabilidad, no con una guillotina…

Robespierre se queda en silencio, con la mandíbula tensa. Por primera vez parece dudar. La máquina del tiempo empieza a rugir, como reclamándolo. Tiene poco tiempo, ya empieza levemente a desvanecerse.  Murmura:

—Quizá vuestra virtud sea la paciencia… pero no olvidéis jamás al pueblo.

Sánchez responde con calma y una sonrisa: -defiendo el consenso, la diversidad y el pragmatismo frente a la guillotina. Reivindico la estabilidad y la democracia frente al radicalismo-…

Estimado lector, la máquina del tiempo aparece en plena entrevista. Pepa Bueno presenta asombrada al invitado inesperado, con la buena profesionalidad que la caracteriza. Robespierre entra solemne, con autoridad, listo para interpelar. Quiere manifestar la “pureza revolucionaria” frente al pragmatismo político actual:—-Recordad siempre que los compromisos sin principios desgastan al pueblo más que la tiranía. Gobernar es servir, no perdurar-.

Robespierre comienza a despedirse. La máquina tiene poco recorrido. Y este advierte al presidente: “no olvidéis jamás al pueblo”.

Pepa Bueno: —Presidente, hasta los fantasmas de la historia parecen querer recordarnos dónde está la línea entre la estrategia y la convicción-.

La máquina y Robespierre desaparecen como por encanto. Pepa y Sánchez se miran. Quedan en el silencio atronador de siempre.

Tomando la ola de la IA

Pedro Sánchez (pausado, tras el silencio atronador):

«Y quizá la política consista en caminar siempre sobre esa línea».

La otra historia, estimado lector, es la pregunta de Enric Juliana: -si va el Rey, ¿por qué no va Feijóo?-

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