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A Rafa Hortal, que sí que sabe

Algolagnia es una palabra proveniente del griego antiguo (ἄλγος, algos: dolor; λαγνεία, lagneia: placer), que constituye una de las definiciones usuales para referirse al erotismo del dolor. Al placer sexual relacionado con las sensaciones dolorosas.

En el relato: «Mi tío Pedro Antonio; y Bukowski…» (28 de julio de 2.025) cito un relato sin título de Bukowski en relatosdehoyos.com. Y advierto de que el relato contiene varios guiños didácticos para un lector interesado. Por ejemplo, cómo no le hizo gracia la forma en que la durísima Gertrude Stein calificó a Hemingway de escritor amarillo.

Casi como quien no quiere, da una leve pincelada de François Villon precursor de la poesía maldita. Y advierte al avezado lector de que ya va siendo hora de que se empape de Algernon Charles Swinburne. Que de 1.903 hasta su fallecimiento en 1.909 fue un constante candidato al Premio Nobel de Literatura: su audaz poesía fue bastante controvertida en la época, debido a su irreligión pagana y a los temas recurrentes del  sadomasoquismo algolagniaco, «la pulsión de muerte» y el lesbianismo.

La pincelada que Bukowski le da a Gertrude Stein en su relato sin título, es más que un brochazo. La zagala debía ser un tabardillo. Fue una novelista, poeta, dramaturga y coleccionista de arte estadounidense. Stein se trasladó a París en 1903 e hizo de Francia su hogar durante el resto de su vida. Fue anfitriona de un salón parisino donde se reunían las principales figuras del modernismo en la literatura y el arte, como Pablo Picasso, Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, Sinclair Lewis, Ezra Pound, Sherwood Anderson y Henri Matisse. Buenas tertulias. Lo malo es que tenía pocos filtros. Millonaria americana y lesbiana en París, le dijo a Ernie Hemingway que era un escritor amarillo. Ahí se acabó su amistad. Con Pablo Picasso algo debió de suceder, pues una vez hecho un retrato de gran minuciosidad, 80 sesiones posando. Picasso volvió al retrato y cambió la cara por una careta.

Picasso cabreado; retrato de la Stein

«Las enseñanzas de Gertie Stein: ingeridas e ignoradas«. Ésa es la referencia de Bukowski a la americana millonaria y abiertamente lesbiana residente en París.
Bukowski no engaña, Bukowski te enseña, Bukowski entretiene, como si fuera el mismísimo libro gordo de Petete.

Bukowski niño, avezado lector, es otra historia

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