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Lo tengo tan claro que no sé por dónde empezar.

ECG de IAM “pillado a tiempo”

Resulta que mi amigo Pepe Antolinos acaba de resucitar tras un infarto “pillado a tiempo” por los profesionales de Urgencias del Hospital Reina Sofía.

Hoy jueves, a las doce en Don Jamón le hemos cantado, Paco López y yo, el “Pero mira como beben los peces en el río

Pero miran como beben al ver a Peeepe renació”…

Me hubiera gustado cantarle también el porompompero. Me he controlado debido al exceso de euforia que se respiraba en el ambiente. Ahora que lo pienso, podíamos haber organizado un buen follaero en Don Jamón. No sé si he obrado bien atemperando el evento; no resucita un amigo todos los días.

Una épica obra de teatro

Y Pepe, exultante y eufórico, sabedor de que el tiro le había dado en la oreja a la manera de Trump. Se ha escapado “por la piel de nuestros dientes” que diría Thornton Wilder.

La euforia que algunas personas experimentan al día siguiente de un infarto “pillado a tiempo” puede tener varias causas, tanto fisiológicas como psicológicas, que propician bienestar emocional. Supervivencia inesperada: El paciente puede experimentar una intensa sensación de alivio al haber sobrevivido a un evento que percibió como potencialmente mortal. “He tocado fondo ” y ahora sólo me queda mejorar.

Algunos medicamentos usados en el tratamiento del infarto (analgésicos, ansiolíticos, betabloqueantes o incluso ciertos anticoagulantes) pueden producir una sensación de bienestar, calma o euforia.

Dopamina y endorfinas: El propio cuerpo puede liberar neurotransmisores de recompensa, como respuesta al estrés agudo superado. Eso y la hiperactividad del sistema simpático, que es lo natural y cotidiano en mi amigo Pepe “lo ha puesto como una amoto”.

Agreguemos una dosis del entorno como la atención médica, el cuidado del personal de salud o las visitas de seres queridos y amigos. El cariño recibido puede generar sentimientos intensamente positivos.

Pepe Antolinos carece de algunos filtros sociales, y si no pregúntale a Alfonso, su mejor censor. Por eso, si bien no suelo dar consejos -que ya sabemos equivocarnos solos- sí me permito advertirle de que en esta próxima semana post infarto, se ande con prudencia en sus arranques vehementes, porque la situación se le puede ir de las manos.

Que yo por experiencia sé, amigo lector:

Que en el río me río

y en la mar lo paso mal.

Si te fijas se ve la risa del pez

Esa es, improbable lector, otra historia.

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