A Pepe, esperando le guste.

Mi tío que es brasileño

Pasa en Pelotas el mes de abril,

Pelotas es un estado que está en Brasil,

Si con mi tío quieres cenar

En Pelotas tienes que estar”…

Tiempo de lectura 3’ 50”

Así es

Hace ahora mucho tiempo, coincidimos Pepe y yo en mi casa de la calle Proclamación nº 14. (Todavía no tengo claro a quien proclamaron en mi calle).

Mi padre me había traído de Toledo dos estupendos floretes para esgrima, de acero toledano. Eran tamaño cadete, aquello me provocó una sensación agridulce. Ya tenía 13 años y me habrían gustado unos floretes de adulto.

En alguna salida del Insti, debí comentar algo sobre el tema de la esgrima; como que el objetivo es tocar al adversario con la punta del florete en la parte superior del cuerpo, o que el florete es el arma más ligera , más que la espada o el sable, y que desarrolla en quien lo practica una precisión y destreza en el ataque.

Gran entusiasmo de Pepe ante la posibilidad de iniciarse en tamaño desafío. Foribundos combates rellenaron nuestras tardes, acompañados por meriendas de grandes bocadillos de filete de caballa. Esgrima de piratas en las escaleras de casa, con la – ahora caigo- paciencia y estoicismo de mis excelentes vecinos (esa es otra historia, improbable lector).

Así fue más o menos

Hace ahora más o menos cuatro o cinco años un luctuoso y extraño suceso vino a reunirnos a los bachilleres del 48. Fernando había fallecido a consecuencia de dos disparos. El sepelio fue complicado. Los hechos transcurrieron en el barrio del Espíritu Santo, en Espinardo. Barrio poco edificante.

Antonio Alemán consiguió reunirnos para darle el último adiós a Fernando y de paso organizarnos a los componentes de los zagales del 48.

Así y mediante el WhatsApp comenzamos a reunirnos para comer en el Club Taurino casi todos los jueves del año. Alfonso Avilés consigue una estancia acogedora y agradable. Por su buen hacer me hice socio del Club que preside.

Pepe se había convertido en un adulto recalcitrante e incorregible. Una “fiera corrupia cazada en el Orinoco” a la hora de manifestar sus ideas sobre la política, por desgracia de poca altura, que tristemente padecemos.

Es muy duro con los tíos pelmas. El celular lo interrumpió a la hora de comer. Era un inoportuno Jazztel. Sin dudar le dijo al paisano dispuesto a hacerle una gran oferta que al señor al que llamaba acababa de fallecer.

A los tres años de jueves en convivencia, por una curiosa peripecia se dio cuenta de que éramos los dos espadachines de la calle Proclamación. Hasta entonces nos caíamos bien sin saber porqué. No nos reconocimos hasta que coincidimos un día en el jardín de Floridablanca. Desde entonces el afecto se reforzó. Por su fuerte carácter y poco filtro al manifestarse crea bastantes refutaciones en los zagales más ortodoxos, tanto de la izquierda como de la derecha. Suele tirarse al ruedo sin paracaídas. A mí me asombra y me divierte. Bueno, a veces me apabulla en lo superficial, en lo más íntimo sé que tiene un carácter noble; me lo ha demostrado muchas veces. Es como los ciezanos de pro: muy burros por fuera y muy finos por dentro.

Como bien diría Pepe “ fuimos compañeros en la adolescencia, ahora somos más amigos que cochinos”.

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